Son demasiados los consejos y las advertencias de gente que cree saber la teoría vital. Demasiadas toallas atadas a la mano a la desesperada. Son demasiados los bajones, los subidones y la longitud de recorrido de la autoestima, de positivo a negativo. Son demasiadas las decisiones, los aciertos y los errores, la escuela sin diplomas físicos pero con gratificaciones selladas a fuego en el pecho. Supongo que algo parecido a eso es el rock&roll.
Pienso en las rutas migratorias que nos hacen partir mediante sensaciones, en el saco roto de canciones que está pidiendo a gritos un becario. Hoy he tocado una Gretsch del 69. Como dice Páez “las cosas siempre suceden, las más hermosas son sin querer…”. Tengo la sensación de estar viviendo algo grande, algo que no es más que el punto de partida de otro algo aun más grande. Tratando la grandeza como un asunto desorbitadamente relativo.
Podría hacer un post inmenso hablando de los motivos que han provocado el parón del blog, o explicando más concretamente todo en lo que estamos metidos en este momento, pero hoy no es el día. Hoy estoy contento porque he vuelto a sonreir de verdad y me parecía oportuno plasmarlo, pero en vez de tirar de canción ya que me duelen los dedos de tanta y maravillosa Martin&Co, he preferido postearlo, porque así se hacen las cosas en mi familia, y así me enseñaron a que las hiciera yo.
Jorge.
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