Procedía enchufar “La Leyenda Del Tiempo” para escribir este post. No solo es bajo mi punto de vista uno de los disco mas arriesgados que se han hecho en este país, de uno de los artistas más grandes que ha dado la historia, si no que también esa referencia al tiempo y esa sensación que adivino de un miedo sopesado que debió tener el maestro al premiar el arte y el instinto por encima de cualquier cosa, de alguna manera, salvando las inmensidades, consiguen hacer que me sienta en gran parte muy identificado con este disco.
Pues si, el tiempo como soporte de la evolución o cancha de experiencias, en algunos casos caminando contradictoriamente anómalo y vertical. O el tiempo también como compás de espera, de trazo fino o a la contra.
Y mucho más allá de toda esta cadena de despropósitos, el tiempo como un asunto inevitable.
Mi padre colecciona relojes, pero relojes baratos en su mayoría, su pretensión no es ostentosa. Yo me preguntaba los motivos que le hacen llegar a alguien a tomar la decisión coleccionar relojes. Entre infinidad de impresiones, surgieron algunas que por algún motivo me abrieron la puerta de algún sitio. Advertí la innegable conexión entre la música y el tiempo, y el reloj en este caso como locutor del mismo, viéndose representado en las canciones, y entendí en este caso que estos relojes que colecciona mi padre no solo marcan para él un tiempo constante, si no que también son en si mismos, un almacén de tiempo y experiencias.
Por otra parte, hablamos de relojes de pulsera, que son los que colecciona mi padre, artilugios que por regla general la gente suele llevar encima, cosa que me afianza en mi juicio comparativo personal sobre su relación directa con las canciones, pero en este momento ya me daba igual el formato, me interesaban los relojes como tal y empecé a informarme sobre los distintos tipos, ya habiendo decidido que mi primer disco tomaría el nombre haciendo referencia a esta magnitud física que representan.
Hoy hemos hecho el último ensayo después de varios días de reconstrucción antes de entrar en el estudio el próximo lunes. Hemos intercambiado impresiones y hemos deliberado en voz alta con un respeto y una conexión cuanto menos sugestiva.
Pero no quiero hablar de nada que no sea la ilusión con la que estamos afrontando esta experiencia como un grupo de personas que desean agarrarse a la parte más visceral, emocionante y honesta de este oficio.
Gracias al maestro “Doc” Villegas hemos hecho estas sesiones en un edificio precioso entre árboles, en la sierra madrileña, con el magnate de los colores invisibles: Sefo Barragán, el tipo que ha cambiado o iluminado mi perspectiva del ritmo y probablemente de gran parte de este viaje, el gigante Jorge García y mi amigo y compañero, el representativo maestro Martí. Sin olvidar el respaldo incombustible de Pollo, esta vez en la distancia.
Probablemente y no exagero, hayan salido decenas y decenas de nombres de grupos y canciones estos días…una experiencia inolvidable y enriquecedora para cualquiera que ame esto.
Por otra parte, hoy el rey del corral ha llegado a un acuerdo con guitarras Eastwood, por lo que usaremos algunas para la grabación y yo empezaré a lucir una preciosa semicaja por fin, después de hacer prácticamente todos los bolos de los últimos años con guitarras prestadas…
Y nada, que el lunes entramos, POR FIN! en los estudios Cezanne de Las Rozas para grabar lo que será mi primer disco, con Javier Monteverde como ingeniero de sonido. Trataré de ir contando cosas poco a poco sobre la evolución de la historia.
Vaya chapa amig@s….
Abrazos!!
Jorge