lunes, 21 de noviembre de 2011

Con el tiempo


Me gusta ver los trozos de carreteras antiguas cuando circulo por nuevos trazados asfaltados en los tramos de montaña.
Hace unos días, viajando de retirada por Los Picos de Europa y parte del norte con mi compadre Pollo, una en concreto me llamó la atención por encima de las demás y era la carretera que desaparecía adentrándose en río Esla, que debía conducir al antiguo pueblo de Riaño, enterrado por el embalse. Uno, que tiende imaginar con frecuencia, visualiza una representación física en aquella imagen que escenificaba una gran parte de las últimas sensaciones vividas. Sonaba -Who Can See It- de George Harrison.
Lo más interesante y atractivo del viaje era la ausencia de cualquier tipo de planificación, a excepción de alguna noción sobre el destino. Dijimos: “nos vamos al norte”. Y eso hicimos.
Pero este viaje no va a tener crónica, que al masculino acaba resultando crónico, como el recuerdo de estos días de compartir mierdas, experiencias, reflexiones y el –Misterioso Asesinato en Manhattan- de Woody Allen, en el mismo cuarto, a oscuras, pero respetándonos como dos maricones reprimidos que somos jaja. Estábamos convencidos que lo pensaban en todos los hostales en los que estuvimos. Yo creo que la señora de la pensión “La Argentina” en Gijón, a la que yo esperaba con un atractivo acento de Avellaneda y no debía  haber nacido mas allá de Cangas, estaba convencida de ello. Tenía una expresión muy “Hitchcock”.
Pero ya digo que hoy no voy a hacer crónica del viaje. Hoy solo escribía para compartir parte de algo que me he encontrado haciendo zapping hace un rato. Es parte de una reflexión que ha leído Jesús Quintero en su programa –El Loco Soy Yo-. Era preciosa entera, pero solo he encontrado este pequeño fragmento en internet. Me parecía apropiado. Ahí lo dejo.

“Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te darás cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo uno aprende...”

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